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Atrás quedó

Me pienso y escribo al revés.

Te pienso, suspiro, muerdo mi lápiz y reescribo.

¡Atrás, atrás! digo y grito en mi interior…

Cuestionar hasta el fin, escuchar y sentir, querer mi vida sin tener que cumplir, sin tener que servir, queriendo sentir, queriendo querer y compartiendo contigo todo de mi ser.

¡Atrás, atrás! distraigo y vuelvo a suspirar…

Es agobiante, agobia pensar, salir a la calle y enfrentarte a la cruda realidad, sentirte solo anhelando como todo debería cambiar, como todo debería dejar de marchar, el tiempo por un instante parar y el odio y el miedo de una maldita vez poder arrancar.

¡Atrás, atrás! que ardan los malos…

Sus órdenes y sus leyes, sus armas y sus jueces, que ardan sus capitolios, se cremen sus rejas y se derrumben sus fronteras.

Compañera, esto es un grito de guerra

Guerra por las que no tienen voz y tienen de pan una cochina reja, guerra por los que no tienen techo y andan deambulando en medio de una pandemia, guerra por las guerras que nos arrebató compañeros y compañeras… guerra por nuestra madre tierra que no puede entender por que vivimos en esta miseria…

¡Atrás, atrás! que tiemblen los malos…

La historia nos dará ahora el paso. Te propongo con ello un trato: tomémonos de la mano, caminemos y seamos parte de este nuevo relato.

Yo, por mi parte, con mi otra mano cargaré del arado, tú, por tu parte, si quieres llevarlo, carga con el fuego que nos une a nuestras hermanas y hermanos, por que es allí, en la senda que caminamos, por donde correremos y quemaremos todo si es necesario.

Si ese día llega, me gustaría ir de tu mano.

Salud y libertass.